domingo, 11 de diciembre de 2011

¡¡¡EL PROBLEMA DE PABLO!!!

Erase una vez un niño llamado Pablo que no era mal chico, se comportaba bien con sus padres y tenía un perro al que adoraba. Pero Pablo tenía un defecto. Planta que veía, planta que arrancaba, pisaba o maltrataba. Ni las flores del jardín, ni las plantas de casa, ni las margaritas del campo estaban a salvo. Sus padres le reñían constantemente y le explicaban la importancia que tenía la vegetación en la vida. Cuando alguien decía que las plantas eran seres vivos, él respondía diciendo:
- Pues si le hago daño que se queje.
Una mañana, Pablo decidió ir a dar una vuelta y, ¡cómo no!, por el campo. A primera vista, no había ni una flor, árbol o arbusto que estuviera en buen estado por donde él caminaba.
Cuando ya estaba lejos de su casa, se produjo un gran tormenta y como no podía regresar a casa, se quedó dormido en la caseta de un pequeño parque.
Al abrir los ojos, la tormenta ya había pasado. Cuando se disponía para ir a su casa tropezó y al intentar levantarse notó cómo le ataban los pies. Mientras, oía a unas voces gritar:
- ¡¡¡Venganza!!!
- ¡Arranquémosle una oreja!
- ¡No, no y no! ¡Arranquémosle las dos!
- ¡Yo prefiero arrancarle un dedito!
- ¿Y por qué no le arrancamos la mano entera?
Pablo estaba horrorizado, no sabía que le estaba pasando y cuando quiso girar la cabeza para saber quiénes eran, ¡oh no!, estaba rodeado de rosales, arbustos, margaritas y media docena de pinos.
Todos lo miraban furiosos con los brazos en jarras.
Pablo no articulaba palabra, se frotaba los ojos pensando que era una horrible pesadilla.
- ¿Quiénes sois? ¿Por qué me hacéis esto?
- Tú ya lo sabes
- ¡No, no lo sé!
- ¡Maltratador, abusón!
- Por supuesto que los sabes
- ¿A cuántos de nosotros has pisoteado?
- ¿Cuántas ramas nos has partido?
- ¡Nos duele! Sobre todo porque nosotros nunca te hemos hecho daño. ¡Todo lo contrario!, te damos sombra, belleza, frutos y oxígeno.
- ¿Y qué nos das tú a cambio?
- ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento!
Hasta que notó cómo lo pies se liberaban. Cuando volvió a abrir los ojos no había nada raro a su alrededor, ninguna flor le hablaba, no le tenía sujeto ninguna rama, no había nada, así que Pablo se marchó corriendo a su casa.
Pablo nunca se lo contó a nadie y tampoco supo si había sido un sueño o una realidad. Pero desde aquel día no volvió a maltratar a una planta o ser vivo.

Tú eliges

A veces soñar es bueno, pero en ocasiones
hay que despertar y abrir los ojos para ver la realidad.
Ya no sé si llorar o reír, no sé si enfadarme o alegrarme,
ya no sé......
Cosas hay en el mundo que te hacen dudar,
¿Por qué reír? ¿Por qué llorar?
Poco a poco nos vamos haciendo insensibles;
tanta violencia, tanta incomprensión nos van levantando
un muro en la antesala del corazón.
Así que... ¿tú qué opinas? ¿Prefieres dudar, o reír..., o llorar?
Yo elegiría una sonrisa, para pintar de color el mundo gris
en que a veces vivimos. Para hacerme sentir que
no estoy sola. Para ver otra mueca cómplice de la mía.
Pero también elegiría una lágrima, para expresar lo que
en ocasiones siente mi corazón dolido. Para sentir que
mi corazón está vivo a pesar de todo lo que ha visto.
Yo elegiría las dos y no las dejaría escapar,
las atraparía con fuerza para que no se fueran jamás
porque con ellas se puede soñar y a la vez disfrutar
de la realidad, te ayudan a expresar lo que a veces
con palabras es imposible. Te hacen ver lo que en ocasiones
tus ojos no ven.
Pero, en cambio ¿de qué sirve la duda?
la duda es un juego que te introduce en un laberinto
sin salida del que no puedes salir.
Te atrapa y te confunde. De nada sirve, no lleva a 
ningún sitio. Así que... ¡tú eliges!



¡¡¡Espero que estas palabras ayuden a saber lo que es tener un sueño!!!